Nuestro sitio usa cookies de terceros para permitirnos elaborar estadísticas sobre las visitas y gestionar el envío de nuestras newsletter. Más información aquí.
ACEPTAR
Gentleman Jack

Gentleman Lina: quiero reivindicar mi lado raro

La historia de la inglesa Anne Lister en la serie “Gentleman Jack” de HBO y BBC se ha convertido en un icono de “las raras”, particularmente en el mes del orgullo LGBT.

Por Lina Céspedes*

Hace unas semanas comencé a ver la serie de HBO y BBC titulada Gentleman Jack. Tras ver 15 minutos del primer capítulo fue evidente para mí la razón del impacto que está teniendo en el mundo LGBTI, especialmente en el mío, en el de las lesbianas o raras (últimamente prefiero este término, pues recoge muy bien la incomodidad que les producimos a ciertas personas). (Ver: “Yo era rara por principio”).

Esta producción narra con humor, profundidad, inteligencia y, sobre todo, sin tapujos, una parte de la vida de Anne Lister (1791-1840), una mujer inglesa terrateniente, con gran capacidad para los negocios, que dejó un copioso diario en donde detalló no solo sus viajes, la cotidianidad con su familia, servidumbre y amigos, sino sus amoríos y encuentros sexuales con otras mujeres.

En un contexto en el que la pantalla chica, aunque ha ido mejorando, aún tiene poco que ofrecer en lo relativo a retratar y reflexionar sobre la experiencia de las raras, Gentleman Jack viene a responder a nuestra necesidad sentida de identificación y representación (por ahí hay otras joyas raras, como Killing Eve o Vida). (Ver: El día en que la televisión colombiana salga del clóset).

Serie Gentleman Jack Anne Lister
Anne Lister (1791-1840) fue una mujer inglesa terrateniente que dejó un copioso diario en donde detalló sus viajes, su cotidianidad y sus amoríos y encuentros sexuales con otras mujeres.

“Estar en sociedad implica tener referentes, encontrar un espacio en las expresiones populares y poderse ver en las dramatizaciones artísticas”.

No hay soledad más grande que encontrarse en una cultura en la que uno no es nombrado o en la que, simplemente, uno solo encuentra una pobre caricatura que desfigura, ya sea de manera grotesca o simplona, su realidad.

El nombre de la serie proviene del sobrenombre que las personas de su lugar natal, Halifax (Inglaterra), le pusieron para denotar a través de la burla el hecho de que Anne Lister no se acomodara a los estereotipos de su época. Llamarla “el caballero Jack” era una forma de decir que era una mujer que desdecía de la feminidad en su apariencia y que establecía relaciones sentimentales y sexuales con otras mujeres.

Según Anne Choma, traductora de los diarios de Anne Lister y autora del libro Gentleman Jack – The Real Anne Lister, si bien Lister parece no haber tenido conciencia de que esta fuera la manera de referirse a ella, sus diarios atestiguan que sí tenía noticia de la extrañeza que provocaba a su alrededor.

En este sentido, haber escogido este sobrenombre como título de la serie ya de por sí es una movida que permite resignificarlo para vaciarlo de su contenido despectivo. También, para situarlo como una reivindicación de la valentía y determinación de una mujer que se atrevió a vivir plenamente su atracción por el mismo sexo, buscar el amor y dominar su tierra y negocios en un siglo que consideraba a las mujeres unas incapaces para todo aquello que desbordara los confines del hogar, la maternidad y el cuidado.

Uno de los aciertos de la serie es que retrata con maestría las tensiones que atraviesan a aquellos que quieren vivir una vida no convencional, sin que esto la convierta en un anacronismo o en una descripción dramática unidimensional en la que lo único que uno puede esperar es ser testigo de la miseria de los personajes (me viene a la mente una película que difícilmente soporto: La Vida de Adèle). (Ver: El amor se tiñe el pelo de azul).

Anne Lister es una fuerza de la naturaleza que goza de un conocimiento único de quién es ella gracias al ejercicio de reflexión de su diario. En este analiza detalladamente sus preocupaciones y proyectos económicos, los ires y venires en las relaciones con sus amores, y la exploración de su cuerpo y el de otras mujeres. No en vano fue una mujer aficionada a la anatomía que por haber nacido con el sexo “incorrecto” no pudo aspirar a hacer de la medicina su profesión.

A pesar de las licencias románticas y trágicas que se concede Sally Wainwright, directora y creadora de la serie, para suavizar la abrasiva racionalidad de Lister y convertirla en un personaje más fácilmente digerible para televisión, los ocho capítulos de la primera temporada logran comunicar con claridad que ir en contra de las directrices de una sociedad tiene altos costos personales y sociales. La salud mental se deteriora y las relaciones sociales tambalean.

Anne Lister parece haber podido sobrellevar esta carga debido a una afortunada mezcla de fortaleza individual y comprensión familiar que no deja de sorprender para el momento histórico. Su familia cercana, su padre, tía y hermana, no solo sabían de su orientación sexual, sino que la apoyaban.

“Anne Lister es la prueba de que las raras han buscado en las mujeres más que cariño y comprensión, y que su sexualidad puede ser tan intensa como la heterosexual”.

Serie Gentleman Jack Anne Lister
El nombre de la serie, “Gentleman Jack”, proviene del sobrenombre que las personas le pusieron a Anne Lister para denotar que ella no se acomodaba a los estereotipos de género de la época.

Anne Lister es una terrateniente, conservadora, religiosa y firme creyente de la división de clases.

Sin embargo, en el caso de algunas de las mujeres con las que se relacionó íntimamente, plegarse a las convenciones fue el mejor camino que encontraron para no sufrir la dolorosa condena social. La mayoría de las veces esto significaba el matrimonio y la consecuente pérdida de la libertad sobre sus personas y patrimonios.

Ver a Anne Lister en la pantalla charlando con su tía sobre sus aciertos y desaciertos amorosos nos recuerda que el amor propio depende en grado sumo del apoyo del círculo más cercano. De otra manera, desafiar las convenciones sociales puede ser el camino más rápido para tomar decisiones erradas y perder la razón.

Gentleman Jack tiene la interesante capacidad de ofrecernos un personaje complejo. Si uno observa con detenimiento a Anne Lister, personificada por Suranne Jones, se da cuenta de que su búsqueda del amor está definida por las convenciones de su época. Eso quiere decir que existe un riesgo de que esa mujer no sea del todo agradable para aquellas mujeres raras que se precian de ser románticas, lo cual permite que el personaje sea más auténtico y no un rol más en una producción histórica para televisión.

Su búsqueda de una pareja está definida, primero, por el rango y la capacidad económica de su elegida y, luego, por sus sentimientos y los atributos personales propios del sujeto de su atención. La serie no es tímida en ese aspecto. De esta forma, lo que nos ofrecen HBO y BBC logra desafiar de alguna manera el anacronismo, cosa que no es mínima cuando se trata de seducir a una audiencia y cumplir con los ratings.

Ahora, están el humor y las transgresiones de la cuarta pared. Los diálogos y las situaciones puestas en escena logran mostrarle al público las dificultades, ironías y ridiculeces de la vida de principios del siglo XIX y las pequeñas carcajadas con las cuales el destino y el azar comentan lo que pasa tanto en el ayer como el hoy.

Provocar la risa cómplice de quienes ven cada entrega de esta versión de la vida de Anne Lister permite la simpatía, cuestión que se ve reforzada con la mirada que de vez en vez Suranne Jones le regala a la cámara como para decirnos, esto lo escribí yo y ahora los invito a que con una sonrisa y, a veces, algo de sarcasmo, vengan a participar de alguna manera de mi vida.

La imagen de Anne Lister vertida en el cuerpo de Suranne Jones se ha convertido en un ícono de las raras en este 2019, particularmente en el mes del orgullo LGBT.  En mi caso, su presencia en la cultura popular me recuerda la importancia de ser conscientes del particular camino que hemos recorrido individual y socialmente para llegar hasta donde estamos.

Serie Gentleman Jack Anne Lister

“El hecho de que una serie de este estilo sea transmitida en el horario estelar de la BBC no es detalle pequeño”.

También, por contraste, me lleva a constatar que es muy fácil caer en la trampa del hombre blanco heterosexual. Me explico. Muchas de nosotras, las raras, quisiéramos pensar que una vez la familia y el círculo más cercano entiende de qué va la vida de uno no hay nada más que hacer, nada más allá que disfrutar de lo ganado y entregarse a la ilusión de que el mundo nos va a tratar como si fuéramos otro hombre blanco heterosexual.

Así, alcanzamos a pensar que vamos a disfrutar el privilegio de dejar nuestra sexualidad e intimidad en la casa cada vez que salimos a nuestros trabajos, al centro comercial o simplemente a caminar por la calle, lo que nos permitirá ser apreciadas tan solo por nuestra capacidad de liderazgo, la pertinencia y originalidad de nuestras iniciativas y la integridad que nos define como seres humanos. La vida de Anne Lister nos recuerda que eso no es cierto.

A pesar de su habilidad para los negocios y su incesante curiosidad por el conocimiento, los vecinos de su pueblo no tuvieron más miras que un estereotipo burlón para poder domesticar lo que no era domesticable: una mujer fuerte, inteligente y que consideraba que se merecía el amor de una pareja.

Lo que no deja de impactar es que después de casi dos siglos esto si apenas ha cambiado. Por eso, para no olvidar lo que he pasado, lo que pasó y lo que falta por pasar y para invocar todo el valor que hemos logrado reunir para deshacer y resignificar estereotipos, todo con el objetivo de seguir lográndolo, hoy quiero realzar y reivindicar ese mi lado raro, el del gentleman, Gentleman Lina.

* Abogada, doctora en Derecho, con una especialización en Derecho Tributario, una maestría en Estudios de Género y un Master of Laws. Profesora de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario (Colombia).

Deja un comentario

¿Qué piensas sobre este artículo?

Newsletter Sentiido