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Rossana Castro

“Quiero que todo el mundo pueda decir libremente ‘así soy yo’”

Rossana Castro es empresaria, mujer bisexual y una apasionada de la sostenibilidad. Es consciente de que el mundo sería otro si las personas se comprometieran con la sostenibilidad y con respetar a cada quien como es.

Fotos y video: Andrés Camilo Gómez para Productora Espectro.

Para muchas personas el mundo es binario: azul o rosado, bueno o malo… Sin espacio para los matices, mucho menos para la bisexualidad o la orientación sexual en la que se siente atracción por más de un género.

Pero la vida real no se reduce a “homosexualidad” o “heterosexualidad”. No es: o eres lo uno o lo otro. La orientación sexual es un espectro que incluye la bisexualidad. (Ver: Power Plumas: la bisexualidad no es confusión, es una orientación sexual).

El problema, explica Rossana Castro, gerente y cofundadora de MOB, una agencia creativa, de comunicaciones y de producción de eventos, es que a mucha gente le cuesta ver la realidad con sus tonalidades. “Les cuesta entender que la diversidad no es una moda sino la realidad”, agrega. Por esto descartan esta orientación sexual al asociarla con “confusión” o “ambigüedad”. (Ver: La bisexualidad existe y no es una etapa).

Pero Rossana no se enreda y simplemente presenta a Natalia como lo que es: su esposa, sin ocultar que estuvo casada con un hombre. Sin embargo, no faltan quienes murmuran: “ella es homosexual y ya, lo demás es cuento”.

A veces, incluso, intentan buscar una causa: “¿será que toda la vida estuvo reprimida y finalmente pudo ‘salir del clóset’?” o darse una “esperanza”: “¿no será una etapa?”. Pero ¿alguien, alguna vez, se ha preguntado por “las causas” de la heterosexualidad? (Ver: Nace o se hace, ¿importa?).

Para Rossana no fue difícil identificarse como una mujer bisexual. Sus primera relaciones sexuales fueron con amigas, pero no era un tema de “ser novias” ni de etiquetarse como “lesbianas”. (Ver: Bisexuales: “acá estamos, existimos”).

Más adelante empezó a salir con hombres, también le atraían, y vinieron los novios. “Yo soy muy estable en mis relaciones, entonces tuve novios de muchos años, quienes siempre supieron que a mí también me gustan las mujeres.

Rossana Castro
Rossana Castro es gerente y cofundadora de MOB, The people you need, una agencia creativa, de comunicaciones y de producción de eventos.
De izquierda a derecha: Rossana Castro; Ruby Abuchaibe, la mamá de Rossana, y Carolina y Tatiana Castro, hermanas de Rossana.
Rossana Castro
Rossana nació en Bogotá. Toda su familia paterna es del Cesar, mientras que la familia de su mamá es guajira y barranquillera.

La diversidad sexual y de género no es un tema del que alguna vez le enseñaron. “Aunque sí tenía amigas curiosas con las que hablamos al respecto”, recuerda. Pero en su casa, como en tantas otras, no era algo que se abordara ni para bien ni para mal, ni siquiera porque lo consideraran “algo malo” o “pecado” sino porque papás y mamás tampoco sabían al respecto, mucho menos tenían las herramientas para hacerlo. (Ver: “Dejemos de decir que no queremos hijos LGBT”).

Sin embargo, Ruby, su mamá, desde muy temprano les enseñó a ella y a sus hermanas Carolina y Tatiana que lo más coherente en la vida es ser siempre quien uno es y que está bien salirse de “la mayoría”. (Ver: “Está bien salirse de la heterosexualidad obligatoria”).

Cuando estaba saliendo con Natalia, un día le dijo a su mamá: “tengo novia”. Su respuesta fue: “sigue saliendo y, si en unos meses no quieres estar más con ella, no te preocupes”. A los ocho meses le dijo: “mami, sigo con la misma novia”. (Ver: “Yo era rara por principio”).

Con el tiempo, Rossana supo que Ruby había necesitado tiempo para procesar la información. “Quizás lo que más duro le dio no fue saber que a mí me gustaban las mujeres sino pensar: ‘tú ya estabas organizada con tu esposo y ¿ahora qué?‘”. (Ver: “Dejemos que nuestros hijos vivan su vida y no nuestros sueños”).

El principal obstáculo tanto en los temas de sostenibilidad como de diversidad es la falta de interés por abrir la mente a ese conocimiento“, Rossana Castro.

Algo que la ayudó en ese momento fue que tanto Rossana como una amiga de Ruby estaban pasando por momentos coyunturales de sus vidas. La señora se había quedado viuda mientras que Rossana estaba en un periodo de transformación. Ruby era la consejera de las dos.

Nos encontrábamos todos los martes y las dos le contábamos a mi mamá lo que nos pasaba y ella nos tranquilizaba. Hasta que un día la amiga de mi mamá le dijo:el paso a seguir es conocer a Natalia. Primero nos invitó a almorzar a Natalia y a mí, para después decirle a mi mamá:amiga, esa china es lo máximo’”. 

Por supuesto, desde hace muchos años que tanto su mamá como sus hermanas tienen claro qué es ser bisexual. Rossana recuerda una anécdota con Carolina, su hermana. Todo empezó a principios de los noventa cuando tuvo lugar “el apagón” en el gobierno del presidente César Gaviria.

En ese entonces uno pasaba la noche con velas y en mi casa había un altillo en el que dormíamos Carolina y yo. Una noche ella empezó a bromear que le estaba dando un beso a una amiga suya porque en las sombras pareciera que lo hacía y decía: ‘nosotras somos novias’. Yo era muy niña cuando eso pasó”.  (Ver: “A mi yo de 12 años le diría: eres perfecta como eres”).

Años después, cuando Rossana le contó a Carolina que era bisexual, ella le dijo: ‘¿yo tuve algo que ver porque yo te la montaba mucho con ese tema?’. “Yo le respondí: siéntete mal por montármela, pero la orientación sexual no es un tema de ‘culpables’, es de ser uno y ya”. (Ver: Diversidad sexual y de género: lo que se dice vs. lo que es (I parte)

Rossana Castro
De papá y mamá son sus hermanas Tatiana y Carolina. Por parte de papá, están: Ana Clara, Iván José y Valentina. 

Una vez se aprobó el matrimonio para las parejas del mismo sexo en Colombia, un notario casó a Rossana y Natalia. Les dijo: “todavía no hay formularios de mujer y mujer, pero se los hago”.

Rossana estudió diseño de modas en Barcelona y  se especializó en mercadeo y comunicación.

Hablar de su orientación sexual con su hermana Tatiana le resultaba más retador porque ella era pastora cristiana. Pero una noche, a la salida de un evento, mientras Tatiana llevaba a Rossana a su casa, tuvieron la siguiente conversación:

– “Te voy a decir algo. Es muy probable que no me quieras volver a hablar, pero ya se lo conté a mi mamá y a Carolina, y quiero que te enteres por mí: tengo novia”- le dijo Rossana. 
–  “¿Tú qué me crees? ¡Más bien preséntamela!”- le respondió Tatiana. (Ver: “El amor por mis hijos estaba por encima de lo que decían en la iglesia”).

A pesar de ser pastora, Tatiana siempre ha sido abierta con la diversidad. “Cuando yo conocí a Natalia, había cambiado de trabajo y me había separado. Estaba rehaciendo mi vida. Así que busqué ayuda en Tatiana, que tenía una iglesia con su marido. Ella me llevaba allá y nadie me decía nada porque yo era la hermana de la pastora. Pero como fui varias veces con Natalia, Tatiana contaba que mucha gente sí estaba medio en shock”, recuerda. (Ver: Qué es el fundamentalismo religioso y qué implica realmente).

Rossana tiene muy claro que, contrario a lo que a mucha gente le sucede, reconocer y vivir su orientación sexual no ha sido un tema para ella. “Soy consciente de que, por la presión social, a muchas personas no les queda fácil, pero me alegra saber que yo, por ejemplo, les abrí el camino a dos personas gais de mi familia muy importantes en mi vida, a quienes les resultaba difícil decirlo”. (Ver: El plan B de Mauricio Toro).

Rossana se considera una persona espiritual, con una relación profunda con Dios, el universo y la luz. A diario medita, escribe y lee al respecto.  

En todo caso, reconoce que como a la mayoría de personas LGBTIQ, tampoco se ha salvado de situaciones incómodas. “Me han tocado comentarios inmaduros de personas que no entienden el tema, ignorantes al respecto, que no hacen nada por aprender”, señala. (Ver: Así vivió la pandemia la juventud LGBTIQ de Colombia).

Todo lo contrario ha sucedido con sus cuatro sobrinos, quienes están creciendo reconociendo la diversidad de la realidad. “Mis hermanas han sido muy abiertas y respetuosas, no solo con Natalia  y conmigo, sino con sus hijos e hijas”. (Ver: Mónica Fonseca: si nos sumamos a las causas LGBTIQ, el mundo será mejor).

De hecho, Carolina le contaba hace poco que ella con otros papás se turnan para ir al colegio de sus hijos a leerles cuentos y que un día ella estaba leyendo una historia en la que hablaban de papá y mamá y que una niña dijo: “sí, porque hombre y mujer son los que se casan”. (Ver: Matrimonio Igualitario en Colombia, paso a paso).

Entonces, mi sobrina, la hija de ella, se volteó diciendo: ‘no, los hombres también se pueden casar entre ellos y las mujeres también. Mis tías son dos mujeres’. Carolina me llamó emocionada diciendo: ella entendió el mensaje como era y lo está compartiendo en su curso’”. (Ver: Sí, todo mejora).

En ese sentido, sabe que la educación es el camino. “En mi época de colegio vi bullying a personas LGBTIQ. Me acuerdo por lo que pasaron muchos de mis amigos cuando ellos ni sabían que lo eran, aún no le habían puesto nombre a lo que sentían o por miedo no lo expresaban. Les decían cosas terribles o les robaban la maleta y se las botaban a las canecas. Y no había nada de protección, más bien hasta un consentimiento de esas situaciones. Quienes nos parábamos frente a los bullies éramos las niñas”. (Ver: Bullying escolar LGBT: más fuerte y dañino).

Y algo, dice, ha venido cambiando. Una prima suya, que estudió en su mismo colegio, tenía compañeros y compañeras abiertamente LGBTIQ y siempre se habló con tranquilidad del tema. “Somos generaciones diferentes del mismo colegio. Se ve una evolución enorme”. (Ver: “El activismo LGBT es más efectivo cuando piensa en colectivo”).

Mi mamá nunca me presionó para que yo fuera reina o modelo como mis hermanas”, Rossana Castro.

“Es lindo ver cómo va cambiando la percepción sobre la diversidad sexual. Cada vez es menos frecuente que en los paseos alguien diga: ‘ustedes comparten cuarto con las solteras’. Es que nosotras no somos ‘las mejores amiguis’. Estamos casadas”, Rossana Castro.

Rossana no siente que haya tenido que salir de un clóset porque siempre ha vivido como ha querido.

Rossana siempre ha sido una mujer auténtica, libre de presiones. Y así como no sintió que por mandato social tenía que ser heterosexual, tampoco sintió que debía ser reina de belleza como su hermana Tatiana o, modelo, como su hermana Carolina. (Ver: La obligación de ser heterosexual).

Lo que sí aprendí fue a abrir los cuartos de mis hermanas y con mis amigas asaltábamos el clóset de Tatiana para ponernos vestidos de reina y coronas y caminar por toda la casa”. Pero todo esto solo como un juego, nunca como una posibilidad real para su vida. (Ver: “Soy fea”).

Sin embargo, sí le afectó cuando a los 16 o 17 años se empezó a parecer físicamente a Carolina y un día en un desfile le tomaron una foto que salió publicada en una revista con un pie de foto que decía: “la modelo Carolina Castro en un desfile”.

Yo salía toda desgreñada, con mi mochila, súper relajada, y mi mamá casi se muere con esa confusión. Entonces me dijo: ‘hay que salir de la casa muy bien puesta porque te están confundiendo”. (Ver: La obligación de ser “bonita”).

Ahí Rossana tomó la decisión de irse a Barcelona a estudiar diseño de modas. Le dijo a su mamá: “yo respeto lo que mis hermanas quieran de su vida, pero por las decisiones de ellas, yo no quiero tener que ser otra persona”. (Ver: Los comentarios y las miradas que sobran sobre la apariencia de cada quien).

Desde el primer día en Barcelona se encontró con una ciudad abierta a la diversidad y amigable con la sostenibilidad, uno de los temas que más le apasionan y al que dedica parte de su tiempo. 

“Desde muy chiquita yo decidí que, contrario a mis hermanas, yo no sería ni modelo ni reina de belleza”, Rossana Castro.

En parte, la sostenibilidad le apasiona porque su papá y el segundo esposo de su mamá eran ganaderos, así que creció rodeada de verde. “Yo los fines de semana me echaba en el pasto junto a vacas, conejos, perros, caballos…”.

Para avanzar en la sostenibilidad, Rossana recomienda entender que es algo que va más allá de reciclar y de sembrar árboles y que, de hecho, tiene tres pilares: el económico, el medioambiental y el social.

Se trata, también, de aprender a ser sostenibles en el día a día y en los entornos familiar y laboral. “Pero a muchas de las grandes compañías este tema no les interesa porque les implica cambios en protocolos, políticas, formatos…”. 

Su empresa MOB: The People You Need, también necesitó revisar cada uno de sus procesos. “Hace unos años saliendo de un evento nuestro, yo veía que pasaban cajas y cajas de basura y le dije a Natalia: ‘mira las toneladas de basura que estamos produciendo para hacer un lanzamiento’”. Ahí empezó a cambiar su filosofía laboral y a estudiar formalmente sostenibilidad.

Lo más importante para Rossana, tanto en temas de sostenibilidad como de diversidad sexual y de género, es tener disponibilidad a aprender y a entender sobre lo que muchas veces no se habla. (Ver: De eso no se habla).

También, agrega, la clave está en ser buenas personas, en respetar a cada quien como es y en comprometerte en el día a día con lograr entornos más sostenibles.

Sostenibilidad es aprender a manejar los recursos del universo para garantizar que las siguientes generaciones los van a tener“, Rossana Castro.
Escrito por
María Mercedes Acosta
Cofundadora y editora de Sentiido. Comunicadora social y periodista, magister en Periodismo Digital. Ha trabajado, entre otros medios, en Revista Diners, Editorial Televisa Colombia y Revista Semana.
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