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Sergio Urrego

Sergio Urrego, su cumpleaños número 17 y su grado póstumo

El próximo 4 de diciembre se cumplen cuatro meses del suicidio de Sergio Urrego. Hoy 25 de noviembre sería su cumpleaños número 17 y se celebra su grado póstumo de bachiller. Un lector de Sentiido reflexiona sobre lo que para él representó su muerte.

Por Andrés Díaz Amado.

Después de que el caso de Sergio Urrego se hiciera público y de asistir a los plantones para protestar por lo sucedido, me volví amigo de su familia. Aunque el motivo por el que la conocí es triste, me prometí no olvidarlo y luchar por su legado.

Para mí, lo sucedido con él va más allá de un suicidio por discriminación por orientación sexual.

Este hecho no solamente involucra sexualidad, manuales de convivencia y el comportamiento de docentes y directivas de una institución educativa: el asunto central es un ser humano que no encontró otro camino que quitarse su vida.

Sergio fue ateo, bisexual (si desea encasillarlo en una orientación) y anarcocomunista. Para muchos, su “pecado” fue pensar distinto a la mayoría, desconociendo que justamente en las diferencias radica parte de la belleza de la vida.

También fue una persona valiente. No dudó en enfrentarse a las directivas de su colegio por los abusos que cometían y tuvo el coraje para tomar una decisión tan difícil como quitarse la vida.

Sin embargo, él veía el suicidio de una manera distinta. En su cuenta de Ask.fm, una red social muy popular entre adolescentes, escribió: “Considero el suicidio como uno de los actos más valientes que puede llegar a cometer el ser humano y la única salida que existe de un infierno terrenal. Aquel que toma la decisión de quitarse la vida voluntariamente, ha dejado de lado las moralidades obscenas que nos han impuesto a través de los años”.

Cuando su caso se hizo público, se vieron muchos comentarios de repudio contra las directivas del Gimnasio Castillo Campestre y otros tantos de apoyo para Alba Reyes, la mamá de Sergio. No obstante, también hubo quienes cuestionaron a Danilo (su expareja) e, incluso, al mismo Sergio.

Si bien él difería de esa mayoría que se define como católica, jamás atacó las convicciones ajenas. Aún así, hay personas que dicen que él “recibirá su castigo en otra vida”, “es mejor que ‘esas personas’ se sigan matando” o “¿Por qué culpar al colegio por las decisiones que él tomó?”

No es justo que después de todo, tengamos que ser testigos de comentarios como estos. Así, en vez de condenar a los culpables de inducir a una persona a tomar esta determinación, se arremete contra la víctima.

El tema, sin embargo, va más allá de la religión o las creencias personales. Cuando se habla de Sergio Urrego, no solamente se me viene a la cabeza la inteligencia que había tras sus palabras, sino el coraje de sus actos y su lucha por la igualdad.

Sergio fue un estudiante, un novio, un hijo y, ante todo, un gran ser humano. Y acá hay que reconocer que fallamos como sociedad que dice velar por los derechos y la seguridad de sus niños y adolescentes.

El país que tanto lloró su muerte, no puede dejar morir su legado. Estoy convencido de que, en un contexto más amplio, fue la misma sociedad la que le quitó la vida: una homofobia absurda lo llevó al límite de dejarlo sin otra salida.

Un bonito tributo a su memoria sería continuar luchando por el cambio social que él tanto anhelaba. Vale la pena recordar unas palabras de Angélica Lozano, representante a la cámara por Bogotá: “el cambio no lo darán las leyes. La paz no viene del monte ni de la Habana, sino que empieza en la manera como trato a mi vecino, mi primo, mi hermano…”.

¿Por qué discriminar a quienes no encajan en las creencias, pensamiento político u orientación sexual de “la mayoría”? ¿Por qué no más bien acercarse y aprender de las diferencias? Que la muerte de Sergio Urrego no sea en vano. Pongamos en práctica su mensaje que me tomaré el atrevimiento de resumir en tres palabras: amor, igualdad y respeto.

One thought on “Sergio Urrego, su cumpleaños número 17 y su grado póstumo

  1. Que su deceso no halla sido en vano sino que por el contrario, en su memoria trabajemos en pro de una nueva e íntegra cátedra en “Educación Sexual”. Sería un buen comienzo

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